EL RETABLO

Su historia, su función, su contenido.

Dentro del mobiliario litúrgico de nuestros lugares de culto, los retablos ocupan un puesto relevante, por su número, contenido iconográfico y figurativo, belleza de formas artísticas; de tal manera que hasta nuestros días han llegado a constituir la parte más esencial y característica de nuestros templos después de la propia arquitectura de los mismos.

Los retablos tienen como antecedentes el deseo y la necesidad que sienten los fieles de ambientar y embellecer los lugares donde se reunían para celebrar su fe, en los que se destacaba el altar para el sacrificio de la eucaristía y los «loculi» o «nichos», donde se hallaban los sepulcros con las reliquias de los mártires, cuando la reunión se celebraba en las catacumbas. Al principio fueron símbolos muy sencillos, que casi siempre estaban sujetos a la disciplina del arcano con el fin de evitar las profanaciones o las bur- las de los paganos, o una prueba demasiado dura para los no iniciados.

El retablo, que se inicia como un accesorio del altar, a medida que se desarrolla va restando importancia y oscureciendo la primacía del altar, y cuando llega a su pleno crecimiento, reduciéndolo a un segundo plano pasa a ser accesorio y peana del retablo. Y de tal manera se identifican, que al retablo se le llamará altar y no se concebirá, ni se hará un altar sin retablo, quedando en algunas épocas tan ensamblados que formaban ambos un conjunto arquitectónico y artístico.

RESEÑAS

Déjate guiar por los visitantes que han disfrutado de nuestro museo

29

Retablos

31

Piezas de orfebrería

31+

Esculturas

15+

Obra gráfica, óleo